SERÁS ETERNO

El paisaje es postapocalíptico. Lo catastrófico y lo primoroso confluyen metafóricamente en una misma secuencia. Mientras el reflejo del sol anuncia su retirada con delicadeza, no puedo dejar de deslumbrarme por una escenografía montada literalmente sobre las ruinas. La distopía se hace realidad en un pueblo fantasma a poco más de 500 kilómetros de la Capital llamado Epecuén. Una villa turística que a mediados de los 80´ se ahogó en la omnipotencia de la politiquería y con ella los sueños de sus 1500 habitantes. Olvidada en algún cajón de la historia, volvió a tomar notoriedad allá por 2010 cuando el Indio Solari decidió llevar a cabo una sesión fotográfica como antesala de lo que sería la presentación de su tercer trabajo solista: El perfume de la tempestad. “El perfume quiere decir que huele a la distancia, que la tormenta todavía está lejos. Veía que íbamos en un barco que estaba en situación de riesgo. Era una forma de expresar que la tormenta que venía no era para andar de la mano con tu novia.” describió el poeta en su autobiografía. Quizás Epecuén y el Perfume fueron presagios que no supimos advertir a tiempo para evitar esta pesadilla denominada pandemia.

Foto: KVK

Los fundamentalistas del aire acondicionado protagonizaron un espectáculo sin precedentes y del que todavía no hemos tomado conciencia. Previamente, como ocurrió en cada show, la masividad se llevó puesta al raciocinio y colapsó el portal de ingreso al recital. Pero tras un par de horas atravesadas por la incertidumbre, Fernet de por medio, la banda decidió liberar el contenido de manera gratuita para que ningún pájaro se quede afuera de la selva. Amparados sobre la piedra fundacional de su líder, que bien orgulloso debe estar al ver que estos chicos pregonaron su legado priorizando al público. Y los que abonamos nuestra entrada, lejos de sentirnos decepcionados, compartimos esa decisión incondicionalmente a sabiendas de que no podríamos ser felices sin todos adentro. La épica de la situación envuelve a la perfección una lista de canciones muy ricotera, que son un verdadero mimo al alma. La pesadumbre del encierro se ve momentáneamente encandilada por una luz de esperanza. Los acordes de un nuevo tema se funden en la inconfundible voz del Indio y la locura fluye hacia el infinito. Si rezo solo Dios se aburre igual…”

“Pero así, creo, me escucha mejor” canta trajeado con una elegancia inédita. Y yo rompo en llanto al sentir sobre mis espaldas el peso de un 2020 angustiante y un 2021 incierto. Otra vez el Indio y la referencia religiosa, como escapatoria de cualquier agnóstico ante un “más allá” desconocido. Asumiendo el principio de un final que no estoy dispuesto a aceptar (ni preparado). Desoyendo el llamado de Dios y prefiriendo en cambio el consejo de esa serpiente que siempre le fue fiel y le hace saber que en el cielo no se portan bien. Mientras recoge las cosechas finales de un segador, siente como esta serpiente lentamente se va enroscando al puñal. Y da lugar al segundo estreno de la noche, con tintes de despedida. Comentando la experiencia de su encuentro con un ángel amateur que lo condenó al Paraíso. Aprovechando las horas para refugiar a sus amores en el arcón de Parque Leloir. Pero tomándose el tiempo necesario para recordarnos que en la resistencia está todo el hidalgo valor de la vida. Y dejo de lado mi ingenuidad y caigo en la cuenta de que no habrá más misas. Yo ya no puedo cumplir hazañas que prometí…”

“Solo esperar cantando”. Una vez alguien me preguntó qué significaba el Indio para mí y no supe responder. No encontré las palabras para describir lo inexplicable. Pero le contesté que si al momento de morir Dios me propondría nacer de nuevo y tener exactamente la misma vida que tuve, pero con la condición de que no existiría este tipo llamado Indio Solari, mi respuesta sería un “NO” rotundo. Simplemente porque no sería yo. Y concluí con la que a mi humilde entender es su mejor frase (como si fuera posible elegir una), que le escuché en una entrevista de 1984 cuando le preguntaron cuál era el precio de Los Redondos: “Si yo puedo hacer buenas cosas con vos, cosas que me conmuevan, difícilmente haya un precio mayor. Sobre todo si uno está en la vida para ser conmovido.” Allí entendí que hay cosas que no se pueden comprar con dinero, siempre y cuando uno tenga la sensibilidad suficiente para saber preponderar las emociones. Y al respecto, no deja de conmoverme un mito viviente que transita sus días de la manera más digna, que es atendiendo su vocación de seguir componiendo canciones. Muero por conocerte. Vivo para predicarte. Gracias Indio. Serás eterno.


Cristian Mileto

 


PD: A la memoria de Walter Bulacio a 30 años de su asesinato en manos de la policía.

 

* El show fue a beneficio de las víctimas de los incendios de la Patagonia.

Pueden colaborar con ellos: https://www.instagram.com/artistasporlapatagonia/

** Y no nos olvidemos de darles una mano a los que más están sufriendo: https://lapoderosa.org.ar/


Comentarios

  1. Inmenso el Indio. Y Cristian un fenomeno. La mitad de los periodistas, profesionales, que escriben hoy en dia se quedan viendo el dorsal de atras...

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  2. Que bueno esto, cuantos nos habremos quebrado en llanto cuando aparecío el Indio, recordando rapidamente fragmentos de algún recital q pudimos presenciar, y bueno...tal cuál, fué como sacarnos una mochila pesada del 2020, y ponernos una vacia pero llena de incertidumbre

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  3. Disfrute de Indio el sábado a la noche. Me cayó la ficha y lloré el domingo al mediodía cuando escuchaba por 2da vez esa cosa maravillosa que hicieron en Epecuen...

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    Respuestas
    1. Disfruta los placeres que te quedan sin dañar... dale! dale! dale!

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  4. Excelente, solo q Walter muere el 26/04 ayer 19/04 se cumplen 30 años de la detención.... Ni olvidó no perdón

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  5. Muy buena catarsis hermano, un día para nuestra historia. Una lectura q también provoca emoción xq identifica, un abrazo locura

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